
Llega el pregón, la alcaldesa bota con los pendones de las peñas, los pendones botan, las peñas botan, ¿la peña vota? De repente la juventud que abarrota la Plaza Mayor jalea a la dirigente del municipio: "ROSA VALDEÓN, LEGALIZA EL BOTELLÓN". Es un clamor. Unos y otros hacen el paripé y se dejan querer disfrutando del momento, sabiendo que no es más que una ilusión, divertida y anecdótica, por supuesto. Algunos tendrán que fichar mañana y la próxima semana todo volverá a la normalidad. Pero hay que reconocer que la alcaldesa ha elegido bien a los pregoneros, que no son otros que los miembros de las peñas, los que animan el cotarro, trabajadores que hoy viernes acudirán al trabajo, ¿o habrán pedido el día libre? Se ha ganado a la peña, se la ha metido en los bolsillos, aunque sea por unos minutos. Estos días seguro que no hay denuncias por el botellón, o si.
Ya lo hacían los romanos: Pan y circo, una necesidad que evadía a la plebe de los verdaderos problemas sociales, fórmula magistral que se repite hoy en día, lástima que España perdiera el otro día al fúrbol. Al final Villa ¿a que equipo va?. Por cierto, Michael Jackson no dará más conciertos.