Este era el aspecto que tenía la Plaza de La Marina hace unos días, habían quitado la carpa de patinaje sobre hielo y los operarios continuaban con las tareas de limpieza y recogida del último material.



Esto nos trae a la memoria una anécdota que hace tiempo nos contó un amigo: Hubo una empresa que organizó un evento en uno de los pabellones de nuestra ciudad y se encargó de vender entradas y de la explotación de las barras de bar que el ayuntamiento le permitió montar para la ocasión, cuando la actividad concluyó el empresario dió la orden a sus trabajadores de marcharse y así lo hicieron, dejando aquello hecho un desastre. El pabellón se limpió a costa de los ciudadanos, que fueron los que tuvieron que pagar las horas extras de los empleados de ese recinto.